Inés de Suárez

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Inés de Suárez nació en Plasencia, España, en 1507. Los fragmentos que se conocen de su historia son herencia casi por completo de los cronistas del siglo XVI, entre ellos, Pedro Mariño de Lobera y Jerónimo de Bibar, quienes compartieron con ella la expedición a tierras chilenas. Entre los escasos datos de su vida en España, cabe señalar su matrimonio con Juan de Málaga. Permanecieron juntos hasta que Juan partió al Nuevo Mundo con el anhelo de hallar riqueza en estas tierras. Cansada de esperar el regreso de su marido, con espíritu aventurero y arrojo, Inés decidió ir en su búsqueda. En su época no permitían que las mujeres se dirigieran solas y solteras a América, sin embargo, ella logró licencia real gracias a un par de testigos que avalaron su cristianismo, y mediante la promesa de acompañarse de una sobrina. Enrumbó hacia el continente americano en 1537, con un futuro incierto, desembarcando en el Caribe y siguiendo su cometido, descendió hasta el Perú donde se enteró que su esposo había muerto. Allí se desempeñó como costurera con apoyo de algunas indias que estaban a su servicio.

Fue en el Perú donde se acopló a la empresa de Valdivia en 1540. En ese entonces ellos mantenían una relación y su pasión por Valdivia la impulsó a seguirlo, convirtiéndose en un soldado más. En efecto, su historia de amor ha suscitado interés e inspiración para los artistas de distintas épocas. A pesar de lo anterior, se debe hacer hincapié en lo excepcional e inusualmente valeroso que una mujer se uniera a un ejército conquistador. Como reconocieron ya sus contemporáneos, Inés de Suárez es un personaje extraordinario por sus propios méritos. Hazañas como hallar agua en medio del desierto, salvando a la tropa de perecer de sed, o descubrir una conspiración contra Valdivia, son aspectos que le granjearon respeto. La acción que mayor gloria le significó, fue su crucial y cruento papel en un ataque a Santiago dirigido por el toqui Michimalongo. Además de estas proezas, la soldadesca reconoció con gratitud el despliegue de cuidados que ella les prestaba, como, por ejemplo, curar sus heridas, conservar y preparar alimentos, y mantener el espíritu religioso. Inés de Suárez, según atestiguaron, era una persona honrada, caritativa y de gran cristiandad.

Aunque Pedro de Valdivia tenía por esposa a Marina Ortiz de Gaete, quien residía en España, cohabitaba con Inés de Suárez sin reparos. Su relación solo terminó cuando Valdivia fue sometido a un juicio en Perú del cual fue absuelto con la condición de abandonar a Suárez. Al regreso de Valdivia en 1549, ella se casó con Rodrigo de Quiroga, afamado conquistador que llegó a ser Gobernador, extendiendo a su mujer el título de Gobernadora. Estuvieron unidos 30 años.

Inés de Suárez fue una mujer admirada en su tiempo, la consideraron una dama y se relacionaba con personas encumbradas de la sociedad. Por sus obras se le dotó de tierras y encomiendas y el propio Valdivia le cedió un terreno para construir una ermita para la Virgen de Monserrat, a la que rindió culto hasta el fin de sus días. Inés de Suárez murió a los 74 años, sobreviviendo a todos los conquistadores con los que llegó a Chile.

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Realizada en Porcelana Limoges  y pintada con china paints.  Ojos realizados sobre base de porcelana. Peluca en alpaca suri, negro natural, fijada a través de imanes.  Camisa en lino, enaguas en gasa de algodón.  Falda de Lino, Gambesón acolchado en lana.  Botas realizadas en cuero natural. 

Espada y Peto elaborados en acero, técnica en frío.  Vaina de cuero.  Aros en goldfilled (14K).